La vieja casa, testigo de vivencias de tres
generaciones donde mi abuela peinaba sus primeras canas, mi madre batía sus
cabellos para darle más volumen y yo, con mi rubias trenzas despeinadas, nos
vimos reflejadas en el mismo cristal de los espejos empañados de humedades,
mientras que con mi dedo dibujaba utopías.
Busco en la transparencia huellas del tiempo,
atravesando recuerdos de un ayer no muy lejano.
Abro la ventana para que se colme de luz de los
amaneceres, buscando las huellas repaso mi lista de recuerdos de puños
apretados, rabias contenidas y alegrías de a ratos.
¡Oh! Cruel espejo quiero atrapar los momentos antes
de que se desvanezcan y esa extraña metamorfosis que la realidad me devuelve.
Hoy tan solo eres el reflejo de mil días olvidados.